AUMENTAR DEFENSAS

La alimentación es clave cuando se trata de defensas y de salud. En este artículo, te explico cuáles son los alimentos básicos que te ayudarán a prevenir enfermedades, cuáles deben evitarse para no deprimir el sistema inmunológico y qué puedes hacer si ya te has enfermado; en este caso, solo daré indicaciones para enfermedades del tracto respiratorio como resfriados, anginas, faringitis, bronquitis, tos, gripe, etc.

ALIMENTOS CLAVE PARA AUMENTAR LAS DEFENSAS

 

  • Frutas y verduras de temporada: todas las frutas y verduras de temporada nos ayudan a aumentar nuestras defensas gracias a la gran diversidad de vitaminas y minerales que contienen. Las hojas verdes (lechuga, escarola, rúcula, apio, repollo…), zanahorias crudas, ajo seco y tierno, limones, naranjas, mandarinas, kiwis, fresas y aguacate son especialmente beneficiosos. Consumir diariamente una ensalada que contenga hojas verdes, ajo primaveral, zanahorias, aguacate y zumo de limón fresco con una pizca de sal marina sin refinar y aceite de oliva virgen extra nos ayuda a evitar resfriados y otras enfermedades. Es importante consumir frutas y verduras ecológicas para reducir la ingesta de sustancias tóxicas contenidas en los pesticidas, especialmente aquellas que no pelamos como las hojas verdes, la pimienta, las fresas… Recuerda que las frutas y las verduras deben estar presentes en nuestra dieta diaria.
  • Carbohidratos de calidad: nuestro cuerpo necesita energía para funcionar y, esta energía, la obtenemos a través de los alimentos que contienen carbohidratos o «azúcares». Sin embargo, para estar en buen estado de salud, estos carbohidratos deben ser complejos y de calidad, ya que si los obtenemos a partir de azúcares simples y refinados como el azúcar blanco, tendremos más probabilidades de contraer infecciones. Los hidratos de carbono saludables provienen de cereales integrales (arroz, pan, pasta, harina…), legumbres, patatas, boniatos, calabaza, zanahorias, frutas y, en general, todos aquellos alimentos que nos aportan dulzor a través de alimentos en su estado natural. Sin embargo, es necesario consumir la cantidad correcta que necesitamos y no abusar de ellos.
  • Grasas saludables: son indispensables para cuidar las mucosas y desinflamar el cuerpo. Los podemos encontrar en verduras como el aguacate, las aceitunas, el aceite de oliva virgen extra, las nueces, los frutos secos y las semillas crudas en general y el pescado azul. Estos últimos tienen propiedades muy beneficiosas pero deben consumirse con moderación (máximo tres veces por semana) debido a la concentración de metales pesados y otras sustancias tóxicas contenidas en el pescado azul como el salmón, las sardinas, la caballa, el atún, el bonito, etc.

ALIMENTOS QUE DEBEN REDUCIRSE O EVITARSE

 

  • Azúcar y derivados: el azúcar blanco y todos los alimentos que lo contengan como bollería, galletas, chocolate, yogures azucarados, bebidas azucaradas, etc. deben evitarse en una dieta saludable y, sobre todo, si tenemos las defensas bajas. El azúcar disminuye nuestras defensas y prepara el terreno para que proliferen las infecciones. Los alimentos que contienen una alta cantidad de azúcares simples, aunque sean naturales, como zumos de frutas, mermeladas, galletas o muesli con azúcar de caña, jarabes vegetales, miel, dátiles, etc. deben consumirse con moderación y evitarse si la infección ya está presente.
  • Carne grasa y procesada: la carne, en general, tiene una alta concentración de sustancias tóxicas (nitratos, endotoxinas, dioxinas, antibióticos…) y debe consumirse con moderación. Cuanto más grande y grasiento es el animal, más tóxicos acumula. Por lo tanto, es recomendable elegir una carne de ave o de conejo en lugar de carne de res o de cerdo. Si la carne es procesada como hamburguesas, embutidos, embutidos, etc. (aunque sea de carnicería), tendrá una cantidad extra de grasa y aditivos añadidos que ensucian el cuerpo y promueven infecciones. Además, un animal que ha sido criado en un espacio pequeño y alimentado con piensos como los cerdos convencionales, tendrá una carga tóxica y una proporción mucho mayor de grasa. La carne también es un precursor de las prostaglandinas inflamatorias; causa inflamación en el cuerpo y, la inflamación, está relacionada con diversos síntomas y enfermedades. Por otro lado, los beneficios de las dietas vegetarianas están ampliamente documentados. Por lo tanto, es necesario reducir el consumo de carne y elegir la carne de calidad, preferiblemente de producción ecológica, para consumirla ocasionalmente. Considera no comer carne más de tres veces a la semana.
  • Lácteos: la leche de otro animal no es un alimento fisiológico para nosotros y los productos lácteos se han relacionado con una gran variedad de enfermedades (cáncer, diabetes, alergias, acné, enfermedades autoinmunes, enfermedades cardiovasculares…). Cuando nos hacemos mayores, aún siendo niño/as, la mayoría de los humanos dejamos de producir lactasa, la enzima necesaria para digerir la lactosa, porque ya no necesitamos beber leche. Si no toleramos la leche, no tiene sentido comer derivados de la leche, aunque sean más tolerables como el yogur o el queso, ya que pueden seguir causando problemas de salud. Los productos lácteos también causan inflamación y es mejor evitarlos para prevenir enfermedades y durante los procesos de curación.

SI YA HAS ENFERMADO…

 

Cuando padecemos enfermedades del sistema respiratorio como un resfriado, anginas, faringitis, bronquitis, tos o gripe, las sopas de verduras son especialmente beneficiosas. Se pueden preparar hirviendo cebolla, ajo, nabo, rama de apio, repollo, zanahoria… durante aproximadamente una hora. Al final, añádele una pizca de sal marina sin refinar y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Dependiendo de lo que te pida el cuerpo, puedes comer otros alimentos que forman parte de una dieta saludable, teniendo en cuenta los alimentos a consumir y a evitar para aumentar tus defensas descritos anteriormente. Además, si ya se ha enfermado, es conveniente tomar algunos suplementos naturales para recuperarse pronto. Para evitar complicaciones, es importante abordar los síntomas desde el inicio con persistencia  y, por supuesto, es necesario visitar al médico cuando sea necesario.

SUPLEMENTOS Y REMEDIOS PARA TRATAR LA ENFERMEDAD

 

  • Hierbas: las infusiones de hierbas o los extractos de hierbas son especialmente beneficiosos. Si hay una infección, podemos tomar infusión de tomillo sola, sin ningún edulcorante. Si tenemos tos, podemos combinar el tomillo con llantén, malva, malvavisco, drosera, tusílago, gemas de pino, eucalipto o liquen islandés.

 

  • Jengibre: una raíz que podemos poner en la sopa (un trozo) o preparar en infusión (hervirla durante diez minutos y dejar reposar diez minutos más). Si hay tos, añádele también malvavisco y regaliz.

 

  • Própolis: un excelente antibiótico natural que se puede tomar en extracto (sin edulcorantes) o puro para masticar (opciones más recomendadas). Este último es especialmente beneficioso cuando hay infección en la garganta.
  • Agua de mar: indispensable para una rápida recuperación y para minimizar las complicaciones. Mezclar una parte de agua de mar (embotellada) con tres partes de agua normal y tomar tres o cuatro vasos al día. Si hay tos o dolor de garganta, también es recomendable hacer gárgaras solo con agua de mar. También puedes hacer baños nasales con agua y sal marina sin refinar usando una lota o un spray nasal.

 

  • Vitamina C: otro complemento esencial para aumentar las defensas. En estado de buena salud, para aumentar las defensas tomar 500g de vitamina C al día. En estado de enfermedad, toma 1 o 2 gramos de vitamina C efecto retardado repartidos en dos tomas. Es importante que sea una vitamina C procedente de una fruta como la acerola o el escaramujo y sin edulcorantes; la encontrarás en comprimidos en tiendas dietéticas u online.

 

  • Cu: un oligoelemento muy eficaz para combatir infecciones. Toma tres ampollas al día debajo de la lengua fuera o un rato antes de las comidas.

 

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