¿Se te hincha la barriga a medida que avanza el día?
¿Vas de vientre de forma irregular, haciendo diarrea, estreñimiento o alternancia?
¿Tienes gases o con un olor fétido?
Si has respondido que sí a alguna de estas preguntas, es posible que tengas un SIBO, una disbiosis que puede afectarte a diferentes niveles y que debe ser tratada para recuperar el bienestar.
Si quieres saber más sobre esta alteración tan frecuente del sistema digestivo, quédate aquí!
¿QUÉ ES EL SIBO?
Es una disbiosis o alteración de las bacterias y de otros microorganismos que tenemos en el sistema digestivo que puede producir diferentes síntomas de malestar como:
- Hinchazón abdominal.
- Variación de las deposiciones con tendencia a la diarrea o heces pastosas, estreñimiento o alternancia.
- Gases (algunos de ellos pueden ser muy fétidos).
- Intolerancia a ciertos alimentos (gluten, lactosa, fructosa, sorbitol, fodmaps…)
- Reflujo.
- Dolor abdominal.
- Mal aliento.
- Acné o manifestaciones cutáneas.
- Niebla mental.
- Dolores articulares.
- Cansancio.
- Depresión.
- Otros.
TIPOS DE SIBO
Hay principalmente tres tipos de SIBO: uno es el SIBO de hidrógeno, que significa que existe un sobrecrecimiento de bacterias productoras de hidrógeno. En éste tipo de SIBO predomina la tendencia a la diarrea o heces pastosas, además de hinchazón abdominal y de otros síntomas que he comentado antes.
El segundo tipo es el de metano, donde existe un sobrecrecimiento de arqueas que producen metano y la tendencia es al estreñimiento, además de hinchazón abdominal y de otros síntomas que he comentado antes.
También podría haber un SIBO combinado de hidrógeno y metano, pudiendo producir alternancia diarrea-estreñimiento.
Y el último tipo de SIBO es el de sulfuro de hidrógeno, que puede dar una clínica ligeramente distinta a la de los otros dos; hinchazón generalizada (no tanto abdominal), gases que huelen a huevo podrido, variación de las deposiciones, mal aliento, acné, encías inflamadas, rubor, niebla mental y mala memoria, entre otros.
También es posible tener una combinación de SIBO de sulfuro de hidrógeno y SIBO de hidrógeno.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
Ante todo, hay que tener en cuenta todos los síntomas y es importante hacer una historia clínica muy bien detallada porque a menudo el SIBO está asociado a otras disfunciones o patologías y también hay que averiguar y tratar la causa del SIBO.
El SIBO puede estar asociado, por ejemplo, a la celiaquía, a la intolerancia a la lactosa, al reflujo gastroesofágico, al Síndrome del Intestino Irritable o colon irritable, a la migraña, a la diabetes, al síndrome de fatiga crónica, a divertículos, en la fibromialgia, infección por Helicobacter Pylori, parásitos, obesidad, artritis reumatoide o, por ejemplo, a un mal funcionamiento del Complejo Motor Migratorio (CMM), entre otros síntomas y enfermedades.
El Complejo Motor Migratorio son los movimientos que hacen nuestros intestinos cuando no estamos comiendo para limpiar y barrer los restos de comida; un mal funcionamiento de este complejo se puede dar cuando no dejamos pasar tiempo suficiente entre una comida y otra y picamos entre horas. Esto hace que quede incompleta la limpieza intestinal y que puedan proliferar bacterias y provocar, por ejemplo, un SIBO. Esta limpieza dura cuatro horas, por tanto, éste es el tiempo que deberíamos dejar pasar entre una comida y otra. Si tienes hambre antes de cuatro horas probablemente no estás haciendo comidas suficientemente completas.
El diagnóstico del sibo de hidrógeno y el de metano se realiza a través de un test espirado de lactulosa; a mí me gusta mucho trabajar con un laboratorio que cuando pido la prueba te la envían directamente a casa y te la recogen cuando la tienes hecha.
Para diagnosticar el SIBO de sulfuro de hidrógeno, en cambio, es necesario realizar un buen análisis de los síntomas porque las pruebas diagnósticas todavía están en estudio.
¿CÓMO SE TRATA?
El tratamiento variará en función del tipo de SIBO; en todos ellos habrá que hacer una dieta especial en la que se quitan ciertos grupos de alimentos.
En el SIBO de hidrógeno y en el SIBO de metano se realizará una dieta baja en FODMAPS, que son una serie de fibras y de azúcares que alimentan estas bacterias, y en el SIBO de sulfuro de hidrógeno se realizará una dieta baja en alimentos ricos en azufre. Esta dieta siempre se realizará durante un tiempo limitado y en función de la evolución de los síntomas se irán reintroduciendo los alimentos poco a poco. Además de la dieta, también será necesario tomar una suplementación específica para cada uno de ellos, donde la base siempre es un antibiótico natural para rebajar este sobrecrecimiento de bacterias o arqueas.
Si crees que puedes tener un SIBO y quieres que te acompañe en el diagnóstico y tratamiento de esta disbiosis tan frecuente, puedes contactar conmigo AQUÍ.