Tóxicos internos: cómo evitarlos?

Ahora más que nunca, estamos cargados de toxinas. La gran cantidad de sustancias químicas que nos rodean están contribuyendo al aumento de numerosos síntomas y enfermedades cada vez más preocupantes: cáncer, diabetes, Alzheimer, infertilidad, alteraciones de la tiroides, fibromialgia, fatiga crónica, abortos, enfermedades cardiovasculares, obesidad, Sensibilidad Química Múltiple, Síndrome de los Ovarios Poliquísticos,  etc. Esta es una realidad comprobada por numerosos investigadores y estudios que se han hecho en todo el mundo. Según Miquel Porta, científico experto en este campo, el 100% de los catalanes tenemos sustancias tóxicas en nuestro cuerpo, es más, ya nacemos con ellas y vamos acumulando cada vez más a medida que crecemos.

La principal vía de absorción de estas sustancias es nuestra alimentación.

Cuáles son estos tóxicos y dónde los encontramos?

Según un informe del Centro de Análisis y Programas Sanitarios (CAPS), se calcula que actualmente se utilizan unas 100.000 sustancias químicas. Entre 4.000 y 8.000 de estas son sospechosas de toxicidad y, de los 3.000 productos químicos que más utilizamos, se desconoce su toxicidad en un 85%.

Entre los tóxicos más perjudiciales tenemos los Disruptores Endocrinos (alteradores hormonales) y los Compuestos Tóxicos Persistentes (CTP), además de algunos metales pesados.

A continuación explico los 9 tóxicos más significativos y la relación que estos tienen con nuestra salud:

SUSTANCIA TÓXICA

DÓNDE SE ENCUENTRA?

PRINCIPALES VÍAS DE ABSORCIÓN

EFECTOS SOBRE LA SALUD

PCBs (policlorobifenilos)

Actualmente están prohibidos en la UE pero persisten al medio y, por lo tanto, en la cadena alimentaria.

Disolventes, transformadores eléctricos, pinturas, plásticos, retardantes de la flama en téxtiles, plaguicidas, agroquímicos, etc. Carne y derivados, pescado, huevos, leche y lácteos. Cáncer, transtornos del desarrollo, alteraciones hormonales (problemas de tiroides, infertilidad, endometriosis, pubertad precoz…), inmunodeficiencia, hepatotoxicidad, etc.
Benzeno Combustibles, tabaco, disolventes, adhesivos, plásticos, detergentes, medicamentos, pesticidas, etc. Por inhalación: disolventes, tabaco, tráfico, gasolinera Genotóxico, efectos neurológicos, gastritis, cáncer, aumenta el riesgo de leucemia, anemia, etc.
Ftalatos y almizcles sintéticos Plásticos (PVC), detergentes, disolventes, pinturas, insecticidas, jabones, champús, esmalte de uñas, tinta de impresora, crema de manos, cosméticos, perfumes, ambientadores, etc. Leche y lácteos, carne y derivados, huevos, pescados. También cosméticos, alimentos en contacto con algunos plásticos y por inhalación. Alteraciones hormonales (problemas de tiroides, infertilidad, cánceres hormona dependientes, Síndrome de los Ovarios Poliquísiticos, pubertat precoz, etc.), asma y alergia infantil, hiperactividad, obesidad, diabetes, etc.
DDT

Actualmente está prohibido en la UE pero persiste en el medio y, por lo tanto, en la cadena alimentaria.

Plaguicidas y herbicidas. Carne y derivados, leche y lácteos, pescado y marisco, huevos. Alteraciones hormonales, efectos neurológicos, asma, cáncer, etc.
Dioxinas y furanos Derivados de la incineración de residuos, biomasa, derivados del petróleo y de la combustión del carbón. Herbicidas. Humo de los coches. Disperso en el medio ambiente. Pescado azul y marisco, derivados lácteos, carne y derivados, huevos. En menor cantidad aceites y grasas vegetales, leche y verduras. Cáncer, diabeties, alteraciones hormonales, trastornos neuroconductuales, enfermedades cardiovasculares, immunodeficiencia, alteraciones de hígado y riñones, obesidad, Parkinson, etc.
BPA (Bisfenol A) Plásticos (biberones, ampollas de agua, electrodomésticos, material médico…), latas y agroquímicos. Disperso en el medio ambiente. Alimentos en contacto con algunos envases de plástico y latas. Alteraciones hormonales (problemas de tiroides, infertilidad, endometriosis, cánceres hormona dependientes, pubertad precoz, etc.), síndromes metabólics como la diabetes, etc.
Plomo

Ha disminuido considerablemente la concentración de plomo en los alimentos des de que se restringió su utilitzación en el año 2001.

Pinturas viejas, baterías, tuberías viejas… Disperso en el medio ambiente a causa de procesos industriales. Pescado y marisco, carne y derivados, pan y cereales.

 

Efectos neurológicos, anemia, problemas cardiovasculares, infertilidad, menor cualidad de la esperma, alteraciones del sistema nervioso, disminución del cociente intelectual, enfermedades renales.
Mercurio Cremas cosméticas y antiséptiqcas, combustibles fósiles, termómetros, fluorescentes, pilas, baterías, etc. Disperso en el medio ambiente. Pescado y marisco. Cambios de personalidad, pérdida de memoria, disfunción renal, afecta el desenvolupamento neuroconductual de los niños/as, ceguera, etc.
Arsénico Agua, aire, suelo, organismos marinos, emisión en algunos procesos industriales. Alimentos producidos con agua contaminada. Principalmente pescado y marisco. También pan, cereales y bollería. Diferentes tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, lesiones cutáneas, abortos, malformaciones fetales, afectaciones gastrointestinales, neurotoxicidad, diabetes, etc.

Algunos de estos productos ya están prohibidos en Europa pero persisten en el medio y dentro de nuestro cuerpo, adheridos en las membranas y en los tejidos grasos. La misma capacidad acumulativa que tenemos nosotros la tienen también los otros animales, es por eso que los alimentos de origen animal son los que contienen más sustancias tóxicas.

Por el mismo factor, las personas con sobrepeso o obesidad tienen más tóxicos acumulados dentro de su cuerpo.

Se cree que los Contaminantes Tóxicos Persistentes  a los cuáles estamos expuestos actualmente continuarán afectando nuestra salud y la de los otros animales durante los próximos 1.000 años.

Estas sustancias nos afectan a todos/as pero de la misma manera: las embarazadas y los bebés son los más susceptibles a estos tóxicos, ya que pasan al feto a través del cordón umbilical y a los bebés a través de la leche materna. Se calcula que los lactantes los incorporan 20 veces más que los adultos y que en los 3 primeros meses de vida se llega a acumular el 6% de todos los que se acumularán durante el resto de la vida.

Por eso es importante que la embarazada y la madre lactante eviten al máximo la exposición a sustancias tóxicas y no sólo durante el embarazo y la lactancia, sino antes de quedarse embarazada, ya que sino los tóxicos que habrá acumulado hasta el momento pasarán a su bebé.

Qué podemos hacer?

Escaparse de estos tóxicos es imposible; están expandidos por todo el planeta, afectando la salud de los animales que viven en las zonas más vírgenes de la tierra.

Sin duda, pero, podemos minimizar sus efectos ocupándonos de lo que depende de nosotros:

ALIMENTACIÓN

Se calcula que un 90% de los tóxicos que ingerimos es a través de nuestra alimentación y, en menor medida, a través del aire y de la piel.

De los alimentos que consumimos, un 45% contiene sustancias tóxicas y, de entre los alimentos que ingerimos, los que tienen en mayor cantidad son los productos de origen animal, ya que las acumulan en sus tejidos grasos. Cuanto más grande sea el animal, más grasa tenga y más expuesto haya estado a contaminantes ambientales (como por ejemplo los animales criados en la ganadería intensiva o convencional), más alta será su carga tóxica.

También las verduras y otros productos de origen vegetal de producción convencional contienen tóxicos en menor cantidad que, poco a poco, los iremos acumulando.

Por lo tanto, podemos reducir considerablemente la exposición a los tóxicos a través de 3 pasos:

1- Reducir el consumo de productos de origen animal.

Especialmente los que tienen un alto contenido en grasa como la carne roja y procesada, la piel del pollo, los pescados azules, los lácticos enteros y los huevos, además del marisco.

Priorizar la carne de animales pequeños y magra como el pollo, las aves o el conejo, los peces pequeños y los lácteos de cabra o de oveja.

2- Consumir alimentos ecológicos.

Los alimentos ecológicos no utilizan productos químicos en el proceso de producción, contienen menos sustancias químicas y son respetuosos con el medio ambiente.

Sería ideal consumir todos los alimentos ecológicos (siempre y cuando sean alimentos no procesados) pero, su precio más elevado, hace que no sea asequible para todo el mundo. Por eso, es importante priorizar:

A– Los productos de origen animal tienen prioridad por sobre de los de origen vegetal, ya que acumulan más tóxicos y son los que tienen un efecto más negativo en nuestra salud, además de tener un alto impacto en el medio ambiente.

B– En segundo lugar, escogeremos los productos de origen vegetal, también priorizando: nos conviene más consumir ecológicos los vegetales que nos comemos con su piel o sin pelar, es decir, los que han tenido contacto directo con el producto químico como las hojas verdes (lechuga, apio, escarola, perejil, espinacas, acelgas…), las judías verdes, las coles, las manzanas, las cerezas, las fresas, los espárragos, etc. También los cereales integrales y los productos que habitualmente son transgénicos como el maíz o la soja.

C– Por último, escogeremos aquellos alimentos que no han tenido contacto directo con los químicos; los que pelamos o los que han estado refinados (naranja, limón, kiwi, cebolla, legumbres, frutos secos, cereales refinados, etc.).

En caso de que no podamos consumir toda la fruta y la verdura ecológica es necesario lavarlos bien y pelarla si es posible.

3- Evitar el contacto de algunos alimentos con algunos plásticos y otros tóxicos.

Especialmente debemos evitar el contacto del plástico con alimentos grasos, ácidos y expuestos a una fuente de calor:

– Alimentos grasos: aceites, quesos, mantequilla y otros lácticos, carnes y derivados, aguacate abierto, salsas grasientas, etc.

– Alimentos ácidos: tomate, limón y otros cítricos, piña, kiwi…

– Fuentes de calor: microondas, horno, lavaplatos, fogones, sol… Por ejemplo, evitar calentar alimentos al microondas con de plástico, ponerlos al horno o al lavaplatos. También evitar que las ampolles de agua estén expuestas al sol o dejarlas en el coche.

Los plásticos más perjudiciales que debemos evitar son:

  • El PVC (3): film transparente y algunos envases transparentes duros. Se pueden identificar con su propio nombre o el número 3 que encontraremos inscrito dentro del triángulo que tienen impresos los plásticos.
  • Poliestireno expandido (6): bandejas de «corcho» blanco. Están marcadas con el número 6 en el triángulo.
  • Policarbonatos/bisfenol A (7): biberones de plástico, vajillas de plástico transparente, recubrimientos interiores de latas, etc. Su número es el 7.

Además, otros materiales como el aluminio, las paellas y bandejas con teflón (antiadherentes), cazuelas revestidas de esmaltes o las latas no son recomendables en la cocina.

Por lo tanto, lo más recomendable es:

  • Escoger los plásticos que tienen los números 1, 2, 4 i 5. Aun así, evitar la exposición al calor y la reutilización en el caso de les ampollas de plástico. Se considera que el polipropileno (número 5) es el más inocuo.
  • Utilizar paellas y utensilios de vidrio, cerámica, titanio, madera, silicona
  • Lavar los plásticos a mano i con agua fría o tibia.

COSMÉTICOS Y OTROS QUÍMICOS EN EL HOGAR

– Jabón de baño, champú, cremas hidratantes, pinturas, dentífricas, desodorantes…: escoger los más naturales posibles; los ecológicos son una opción fiable.

– Minimizar los detergentes químicos y utilizar métodos inocuos para limpiar como el vinagre o el bicarbonato. También se pueden comprar ecológicos.

– Evitar los ambientadores químicos. Se pueden hacer o comprar con productos naturales como los aceites esenciales.

 

 

FUENTES

 

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